Con la reciente visita de nuestro presidente Albert Rivera, y el anuncio del desarrollo de un plan contra la despoblación del medio rural, se ha notado una especie de nerviosismo en el Partido Popular. El vicepresidente de la Diputación de León, Francisco Castañón, dice que no tenemos ni idea de lo que son los pueblos. Vaya, como si fuéramos de Marte.

Al presidente de la Diputación, Juan Martínez Majo, también se le suben los humos y comenta que «Ciudadanos en León no es más que un cartel con una foto de Albert», que ellos son los que saben de esto, que llevan toda la vida, que sin ellos en la poltrona esto sería poco menos que el Apocalipsis, que lo del master de Cifuentes es normal.

Gracias señor Majo, ¡qué hubiera sido de nosotros sin ustedes, qué habría sido de las zonas rurales de nuestra provincia, que habría sido de los pobres ciudadanos sin su forma de hacer política!

 Sin embargo, se me ocurren algunas cosas que podrían haber pasado sin ustedes y se las voy a concretar y recordar: quizás menos enchufes, quizás menos favores debidos, quizás más transparencia, quizás se asignarían fondos a los pueblos repartidos en la legislatura. Y no abrir el grifo de repente, justamente para que acometan inversiones que se inaugurarán para las próximas elecciones, hecho que también se le ocurrió al señor Montoro con sus fondos.

Quizás Gersul no tendría a día de hoy una deuda de 25 millones, quizás las zonas rurales no estarían perdiendo población. Quizás en las comarcas mineras se acometería una reconversión de verdad para crear oportunidades de empleo, en lugar de jugar junto con sus aliados del PSOE en ver quien defiende más el carbón. Juego por cierto, en el que entran también los señores de Podemos, con un mensaje aquí y otro en Madrid, pensando que los ciudadanos de las cuencas no están cansados del mensaje de «y tú más», que ha llevado a las comarcas mineras a languidecer constantemente mientras se dilapidaban fondos millonarios en obras estériles y subvenciones a empresas que no se sabe muy bien, o sí, dónde han ido.

Quizás en turismo habría otras iniciativas que poner un stand en la feria de turno, quizá las estaciones de esquí tendrían una gestión eficiente, y podría seguir con un largo etcétera.

¿De verdad que a estas alturas el señor Mañueco puede hacernos creer a la gente que si gobierna Ciudadanos van a desparecer los pueblos de menos de 5.000 habitantes? Le respondo: vamos a volatilizarlos, señor Mañueco, para que resurjan con ustedes al frente como el Ave Fénix.

Ustedes todavía no se han dado cuenta de que tratan con ciudadanos inteligentes, que están hartos de sus políticas y quieren aire fresco. Personas que quieren abrir las ventanas, pasar a otro tiempo para que puedan gestionarse las administraciones por gente procedente de la sociedad civil, personas con ganas de aportar su experiencia en el mundo laboral de todos los ámbitos. Hombres y mujeres que tienen otra perspectiva de lo que se necesita hacer para mejorar esta provincia y que no estén preocupados por mantenerse ellos y a su red clientelar en la poltrona eternamente. Ciudadanos que piensan en mejorar cada área de la sociedad sin tener en cuenta que la inauguración de infraestructuras necesarias para una localidad, por ejemplo, coincida como por arte de magia unos meses antes de las elecciones.

Cuando les oigo decir con vehemencia y llevándose las manos a la cabeza, «¿cómo es posible que vayan a desaparecer las Diputaciones con lo que hacen por los pueblos?», me quedo perplejo. No nos engañemos, la Diputación de León se dedica a gestionar unos recursos, que llegarían en mucha mayor cantidad a los ciudadanos de las zonas rurales si su mayor parte no se quedara por el camino destinados a mantener una institución con un coste importantísimo de funcionamiento.

Sigan mirándose el ombligo señores del Partido Popular, pensando que sin ustedes no habría un mañana. Me temo que los ciudadanos saben y quieren que lo haya. Pero con aire fresco.